miércoles, 29 de agosto de 2018

Hereditary (2018) | Review


La película más terrorífica del siglo XXI

Hace meses que me moría de ganas de ver Hereditary, ya que, como saben, soy gran fan del cine de terror y había escuchado muy buenas críticas sobre la película y también muy malas, comparándola muchos con el fenómeno que fue madre! el año pasado, que dividió a la audiencia como nunca antes.

Me la perdí en el cine porque mis amigos son todos unos cagados y no les gusta este tipo de cine, pero esta semana por fin he podido verla porque ya está disponible la versión digital y he de decir que es incluso mejor de lo que esperaba.

Hacía años que no veía una película que de verdad me asustase, estos últimos años se han caracterizado por brindarnos muy buenas películas de terror, pero, a pesar de gustarme mucho todas estas películas, ninguna consiguió provocarme verdadero miedo.


No sé muy bien cómo explicar la trama sin entrar en spoilers, ya que yo vi la película sin tener mucha idea de lo que iba y creo que es la mejor manera de disfrutarla, llevándote sorpresa tras sorpresa a medida que avanza el metraje e intentando sacar tus propias conclusiones.

Solo diré que sigue a una familia que pasa por un momento muy duro y que se ve envuelta en una situación paranormal que les hará dudar, tanto a ellos como al espectador, de lo que es real y lo que no.

La película me ha encantado, no solo como película del género, sino como pieza cinematográfica, ya que cada detalle está tratado exquisitamente y está llena de planos increíbles, una banda sonora espeluznante que crea un ambiente tenso a la vez que paranoico y un guión magnífico que rompe con todas las estructuras básicas, pero que no llega a perderse en ningún momento.


Las interpretaciones son brillantes, especialmente la de Toni Collette, que igual que Emily Blunt en Un Lugar Tranquilo, se merece una nominación al Oscar. Alex Wolff también me ha encantado, ya que ha conseguido transmitir verdadera angustia y me ha hecho sufrir tanto como su personaje, mientras que Milly Shapiro ha dado una de las interpretaciones más creepies que he visto en mi vida.

Pero todas estas grandes actuaciones no servirían de nada sin unos personajes perfectamente escritos, llenos de riqueza y muy bien desarrollados, cosa que me ha sorprendido mucho, porque es algo que ya no se suele ver con frecuencia. Y mucho menos en el cine de terror.


La verdad es que categorizaría esta película como un drama familiar terrorífico, que no solo juega a asustar, sino que además quiere contarnos algo, reflejando la desestructuración de una familia tras la pérdida de un ser querido y la desconfianza que se crea entre los personajes a pesar de intentar mantenerse unidos.

Me ha encantado que la película no utiliza el recurso del susto fácil, ya que cada susto que hay a lo largo de la película afecta directamente a los personajes o a la historia, no es una simple subida de volumen o un gato en un callejón.

Además, las reacciones de los personajes son muy realistas y vemos cómo la desesperación les hace tomar decisiones quizás erróneas pero muy puras.

Me parece, sin duda alguna, la mejor película de terror del siglo XXI y creo que debería ser tomada como referente del cine de terror moderno como lo han sido El Exorcista o El Resplandor en el pasado.

Nota: 10/10

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